La utilización de un inmueble como capital social de una empresa es una práctica que puede resultar ventajosa para quienes deseen crear o ampliar el capital de una empresa en Portugal. Esta modalidad consiste en transferir la propiedad de un inmueble a la sociedad, contribuyendo a su capital social. Sin embargo, este proceso implica varios pasos y aspectos fiscales y jurídicos que deben ser cuidadosamente considerados.
1. Valoración de la propiedad
El primer paso para utilizar una propiedad como capital social es tasarla. El valor del inmueble debe fijarse por acuerdo entre los socios o a través de un tasador independiente debidamente acreditado, para garantizar que el valor asignado refleja el precio de mercado. Esta valoración es crucial, ya que el valor de la propiedad determinará su contribución al capital social de la empresa. Además, si la propiedad está asociada a deudas o cargas, éstas deben tenerse en cuenta.
2. Transferencia de propiedad
Para que la propiedad pase a formar parte del capital social de la empresa, su transmisión debe formalizarse mediante escritura pública. En la escritura deben constar todos los detalles de la transmisión, incluido el valor atribuido al inmueble y el hecho de que va a pasar a formar parte del capital social. Esta formalización se hace ante notario, y deben estar presentes todos los socios o responsables de la empresa si se trata de una sociedad de responsabilidad limitada, o autorizar la operación si se trata de una sociedad anónima.
3. Implicaciones fiscales
La transmisión de un inmueble a una sociedad como parte del capital social puede conllevar el pago de determinados impuestos. El Impuesto Municipal sobre Transmisiones Patrimoniales (IMT) es el más común, pero en algunas situaciones, dependiendo de la naturaleza de la transacción, puede haber una exención de este impuesto. Por ejemplo, si la propiedad se transfiere a una empresa que ya la posee, o en el caso de una fusión, la operación puede estar exenta del IMT. No obstante, el impuesto de Actos Jurídicos Documentados suele aplicarse a este tipo de transacciones, así como a las plusvalías si el bien se ha revalorizado desde su adquisición hasta su incorporación al capital de la sociedad.
4. Inscripción en el Registro Civil
Una vez formalizada la escritura pública, la propiedad debe inscribirse a nombre de la empresa en el Registro de la Propiedad. Esta inscripción es obligatoria y garantiza que la empresa es oficialmente la nueva propietaria del inmueble. Además, este paso es esencial para que la propiedad pueda contabilizarse como parte del capital social de la empresa y a efectos legales y fiscales.
5. Obligaciones contables
Una vez que el bien pasa a formar parte del activo de la empresa, debe registrarse en la contabilidad de la empresa como inmovilizado material. El valor del bien debe reflejarse en los balances e informes financieros, y la empresa también tendrá que registrar la depreciación del bien a lo largo del tiempo, de acuerdo con las normas contables vigentes.
Ventajas e inconvenientes
La principal ventaja de utilizar bienes inmuebles como capital social es la posibilidad de reforzar la estructura de capital de la empresa sin necesidad de inyectar liquidez inmediata. Esto puede ser especialmente útil para las empresas que deseen ampliar su capital sin recurrir a préstamos u otras formas de financiación externa. Además, la empresa podrá utilizar la propiedad como garantía para obtener créditos en el futuro.
Sin embargo, es importante tener en cuenta las implicaciones fiscales y los costes asociados a la transferencia de la propiedad, como el pago de impuestos y gastos notariales. Además, incorporar una propiedad al capital social puede limitar la flexibilidad del propietario original en cuanto a la venta o el uso de la propiedad, ya que pasa a ser propiedad de la empresa.
En resumen, utilizar un inmueble como capital social de una empresa puede ser una estrategia eficaz, pero debe hacerse con el debido análisis financiero y jurídico para garantizar que sea ventajoso tanto para la empresa como para sus socios.
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